Escrito por un hombre;
¡A nosotros los HOMBRES nos importa un carajo cuanto pesan!
Es fascinante TOCAR, ABRAZAR Y ACARICIAR el cuerpo de una mujer. Pero PESARLA, no nos produce ningún efecto.
Nosotros no tenemos la menor idea de lo que es un talle.
Nuestra evaluación es VISUAL.
Es decir, si tiene forma de guitarra,! está buena.
No nos importa cuanto mide encentímetros. Nuestra fascinación es una cuestión de proporción, no de medida. El prototipo IDEAL del cuerpo de una mujer, son las modelos de almanaques: de gomería curvilínea, pulposas, femeninas... Esa clase de cuerpo que de un solo golpe de vista uno identifica sin duda alguna y en una fracción de segundo: ¡Esa sí es una MUJER!
Las flaquitas que desfilan en las pasarelas, siguen la tendencia diseñada por modistos, que dicho sea de paso, TODOS SON MARICONES, y odian a las mujeres y compiten con ellas.
Sus modas, son lisa y llanamente agresiones al cuerpo que odian. No hay belleza más irresistible en la mujer que la FEMINIDAD Y LA DULZURA. (Su elegancia y buen trato, son equivalentes a mil Viagras).
El maquillaje se inventó para que las mujeres lo usen.¡Úsenlo! Para andar a cara lavada, estamos nosotros.
¡El pelo, cuanto más largo, mejor! Para andar con el pelo corto, estamos nosotros.
Las faldas! se inventaron para que luzcan sus magníficas piernas. ¿Para qué carajo se las tapan con pantalones de mezclilla (jeans)? ¿Para que las confundan con nosotros?
Una mujer es una mujer, y las caderas son caderas y punto. Si la naturaleza les dio ese aspecto curvilíneo, es por algo y reitero: A NOSOTROS NOS GUSTAN ASI.
Ocultar esas curvas, equivale a tener tu mejor sillón escondido en el sótano. Es una ley de la naturaleza que todo aquel que se casa con una modelo flacucha, anoréxica, bulímica y nerviosa, ¡al poco tiempo se elige una amante pulposa, simpática, relajada y llena de salud! Entiéndalo de una buena vez: traten de gustarnos A NOSOTROS, no a ustedes. Porque nunca van a tener una referencia objetiva de cuan lindas son, de mujer a mujer. Ninguna mujer va reconocer JAMAS delante de un tipo que otra mujer está linda... De la misma manera que el capo de la Coca Cola, jamás le dirá a un empleado, que el capo de la Pepsi es mejor gerente que él y paga mejores sueldos.
Las jovencitas son lindas...pero las de 37 para arriba, SON EL VERDADERO PLATO FUERTE. Por ellas seríamos capaces de cruzar el Alántico a nado. El cuerpo CAMBIA. Crece y se transforma en belleza. No pueden pensar (a menos que estén psicóticas), que les puede entrar el mismo vestido de cuando tenían 18 años. Además, una mujer de 37, que le entre la ropa de cuando tenía 18, o tiene problemas de desarrollo, o se está auto-destruyendo. Nos gustan las mujeres que saben manejar su vida con equilibrio y saben manejar su natural tendencia a la culpa. O sea: la de aquella que come cuando hay qué comer y ¡come con ganas!! (la dieta puede esperar). Y cuando hay qué hacer dieta, ¡no se sabotea ni sufre!.
Algunas líneas en la cara o algunos puntos de sutura en el vientre, algunas marcas de estrías, NO LES QUITAN SU BELLEZA. Son heridas de guerra, testimonios de que han hecho algo con sus vidas, que no han estado años en formol ni en un spa. ¡Han VIVIDO!
El cuerpo de la mujer es la prueba de que Dios existe. Es el sagrado recinto donde nos gestaron a todos los hombres, donde nos alimentaron, nos acuñaron y que nosotros (sin querer), arruinamos llenándolas de estrías, de cesáreas y demás cosas que tuvieron que ocurrir para que estemos vivos.
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