
Está tan impuesto que hasta la pupila mas ágil no lo puede dejar de lado. Yo entrené a las mías, pero todo fue en vano. Miré, caí, me levante y seguí..
Gritar y llorar, no eran mas que un par de verbos que actúe y me involucré, cuando cerro el telón el personaje se impregno en mi, ya no era yo, era otro, era el querían ver, soy el que quieren ver y ya me olvide lo que quería ser.
Imágenes absurdas que siempre juzgue y ahora soy yo el que esta tirado en el piso provocando esas lagrimas y sintiendo en mi boca el sabor amargo de la muerte, porque me estoy matando, lo sé. Pero no puedo dejar de hacerlo, quiero ser ideal, quiero gustarme y gustarle a los demás.
Pasaron varios meses y todo sigue igual o mucho peor, ya no existen sólidos en mi y mi garganta sufre tanto como yo. No estoy en casa, estoy lejos…
Todo es blanco mis ojos están cerrados solo escucho la voz de mamá preguntándose el por qué, echándose la culpa. Quiero responderle y decirle que no es su culpa, que la amo, que me perdone, pero siento que es tarde.
Sacan a mamá rápido del lugar, entran varios señores,escucho un zumbido que me aturde, voces y ya todo se calmo. Puedo ver a mamá que llora fuera de la sala y habla por teléfono. Tengo muchas ganas de abrazarla, me acerco, pero ella no me abraza creo que todavía esta enojada.
Salen los hombres de la sala y le dicen que no pudieron hacer nada...
-Mami, ¡estoy acá! ¡mírame!
No entiendo nada, pero quiero decirle que estoy bien. Que estoy acá, al lado suyo, que levante la cabeza y me mire, pero es inútil es tarde, muy tarde.
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