–Tus shows siguen siendo un espacio donde los pibes se entregan al mosh y al baile. ¿Aún te divierte que eso suceda?
–Sí, está buenísimo, porque es un baile re lindo, no hay piñas como cuando yo empecé, que había siempre. Y creo haber sido parte del cambio: que haya baile y buena onda y no bardo y trompadas. Es copado poder cantar, mirar hacia el costado y ver a diez pibes bailando con vos. Eso no tiene precio. Más que nada porque nosotros no damos ni un espectáculo, ni un show.
–¿Qué es entonces?
–Benjui Jambouree. El jambouree es como el llamado a las tribus. Los americanos tomaron eso para referirse a una jam (improvisación). Es una palabra africana que alguna gente usaba para traer a los espíritus a través del canto. Benjui es una palabra hindú que refiere a una esencia que rompe los malos augurios, la mala vibra. Es un llamado a romper todos los maleficios. Y yo voy a eso, a romper los maleficios. Entonces, cuando vas a sacarte el problema que tenés con vos mismo, listo. Sucede que sin querer hay recepción, y está buenísimo. A mí la música me trae paz, por más que escuche Morbid Angel o Napal Death. Yo tengo una misión y la voy a cumplir. A veces la logro y a veces no, pero no pregunto a las personas si les gustó el show. Les digo: “¡Qué bien que nos hicimos, man! Gracias por venir”. Porque sin ellos tampoco se podría generar esa energía. ¿Sabés la energía que tienen muchas personas concentradas en una sola cosa? Yo no soy un tipo que crea en Dios o en alguna virgen, pero creo en algo, soy creyente, necesito creer en algo. Es la naturaleza del hombre. Creo en mis amigos, en mi pareja, en el amor y en la música como sanadora y con el poder de cambiar el mundo.
[“Siempre me mantengo dándole masa para agilizar la mente y borrar todo indicio de normalidad, o al menos de la clase de normalidad que no me gusta: la del estancamiento mental”, confiesa. “Es lindo vivir en la ciudad y hacer cosas que te gustan, por eso a la mala vibra de la ciudad la espanto haciendo música, componiendo, dibujando, dando amor. A veces me agobia y odio la humanidad, la odio, pero eso en algún momento lo sentimos todos.”]
El polifacético Carlos Rodríguez (ex Miss Muerte, Il Carlo o Nekro) es uno de los motores creativos más inquietos del rock argentino.
Cultura
No hay comentarios:
Publicar un comentario