
A la vieja historia de saber
¿por qué?, se suma innecesario
el juego de creer que lo bueno y malo
nunca es a la vez, y que lo que parece
casi siempre es cuanto cuesta
imaginar sin ver ni escuchar
lo que nos hace bien cuando
parece hacernos mal.
Pero sin embargo, nos cuesta entender que
estamos enfrentados sin saber por qué,
y polarizamos todo para ver
con los ojos vendados
por la estupidez.
Juicio previo sin verdad huele a discriminar,
cuando en vez de ver, nos limitamos a mirar.
Porque preenjuiciar evita que entendamos lo que en realidad
nos pone enfrentados, y eso es mucho más que la postura
a imitar.
Cambiemos nuestra realidad tumbando las barreras viendo más allá,
y después de mirar tal vez enfrente ya no se vea del todo.
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