Entonces la ira recorría mi cuerpo como una electricidad interminable. Y traté de buscar la calma en la brisa del mar, pero no lo encontré. Salí corriendo a buscarla, no sabía a dónde, pero iba a encontrarla. Nadie me sacaría a mi amor, nadie. Pues toda aquella persona que quisiera hacerlo, terminaría en el peor de los infiernos. Pero esta vez pasó algo extraño, era yo quien se rendía. Pero aún sentía ganas de destruírla con todas mis fuerzas, y es lo que iba a hacer.
Lo llamé y le conté mi decisión de no verlo más, con todo el dolor que esto conllevaba. Había otra alma que intentaba separarme de él, así que no sería yo quien siguiera interviniendo. Mi propósito ya se había acabado. Le dije que viniera a buscar sus cosas, y me respondió que no iba a venir. Que no tenía razones para hacer lo que hacía, y que si quería alejarme de él, no inventara excusas. Por dentro se me desgarró el corazón, ¿cómo podía decir eso?
Entonces me contó que ella se había quejado de que él era demasiado dependiente de mí, y él le contestó que no le importaba, que así era feliz. Me sentí mal, ¿cómo lo esperaba? Todo pintaba mal, no me gustaba saber que las cosas no serían igual.
Me repitió mil veces que no quería perderme, hasta que desesperó y me dijo "loca, ¿no entendés que te amo?"
Loca no, mi nombre es Eva y ya no soy nada para vos. No entiendo muy bien las cosas, pero prefiero no hacerlo tampoco. Ojalá la brisa me hubiera escuchado cuando le conté todos mis secretos, entonces el cielo evitaría mis ganas de huír. Y ya no habría que separarme de vos, no necesitaría vernos caer.
[ A veces escribir descarga la ira ]
Lo llamé y le conté mi decisión de no verlo más, con todo el dolor que esto conllevaba. Había otra alma que intentaba separarme de él, así que no sería yo quien siguiera interviniendo. Mi propósito ya se había acabado. Le dije que viniera a buscar sus cosas, y me respondió que no iba a venir. Que no tenía razones para hacer lo que hacía, y que si quería alejarme de él, no inventara excusas. Por dentro se me desgarró el corazón, ¿cómo podía decir eso?
Entonces me contó que ella se había quejado de que él era demasiado dependiente de mí, y él le contestó que no le importaba, que así era feliz. Me sentí mal, ¿cómo lo esperaba? Todo pintaba mal, no me gustaba saber que las cosas no serían igual.
Me repitió mil veces que no quería perderme, hasta que desesperó y me dijo "loca, ¿no entendés que te amo?"
Loca no, mi nombre es Eva y ya no soy nada para vos. No entiendo muy bien las cosas, pero prefiero no hacerlo tampoco. Ojalá la brisa me hubiera escuchado cuando le conté todos mis secretos, entonces el cielo evitaría mis ganas de huír. Y ya no habría que separarme de vos, no necesitaría vernos caer.
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